viernes, 25 de febrero de 2011

MENSAJE DEL PAPA BENEDICTO XVI PARA LA CUARESMA 2011

«Con Cristo sois sepultados en el Bautismo, con él también habéis resucitado» (cf. Col 2, 12)
Queridos hermanos y hermanas:
La Cuaresma, que nos lleva a la celebración de la Santa Pascua, es para la Iglesia un tiempo litúrgico muy valioso e importante, con vistas al cual me alegra dirigiros unas palabras específicas para que lo vivamos con el debido compromiso. La Comunidad eclesial, asidua en la oración y en la caridad operosa, mientras mira hacia el encuentro definitivo con su Esposo en la Pascua eterna, intensifica su camino de purificación en el espíritu, para obtener con más abundancia del Misterio de la redención la vida nueva en Cristo Señor (cf. Prefacio I de Cuaresma).

1. Esta misma vida ya se nos transmitió el día del Bautismo, cuando «al participar de la muerte y resurrección de Cristo» comenzó para nosotros «la aventura gozosa y entusiasmante del discípulo» (Homilía en la fiesta del Bautismo del Señor, 10 de enero de 2010). San Pablo, en sus Cartas, insiste repetidamente en la comunión singular con el Hijo de Dios que se realiza en este lavacro. El hecho de que en la mayoría de los casos el Bautismo se reciba en la infancia pone de relieve que se trata de un don de Dios: nadie merece la vida eterna con sus fuerzas. La misericordia de Dios, que borra el pecado y permite vivir en la propia existencia «los mismos sentimientos que Cristo Jesús» (Flp 2, 5) se comunica al hombre gratuitamente.
El Apóstol de los gentiles, en la Carta a los Filipenses, expresa el sentido de la transformación que tiene lugar al participar en la muerte y resurrección de Cristo, indicando su meta: que yo pueda «conocerle a él, el poder de su resurrección y la comunión en sus padecimientos hasta hacerme semejante a él en su muerte, tratando de llegar a la resurrección de entre los muertos» (Flp 3, 10-11). El Bautismo, por tanto, no es un rito del pasado sino el encuentro con Cristo que conforma toda la existencia del bautizado, le da la vida divina y lo llama a una conversión sincera, iniciada y sostenida por la Gracia, que lo lleve a alcanzar la talla adulta de Cristo.
Un nexo particular vincula al Bautismo con la Cuaresma como momento favorable para experimentar la Gracia que salva. Los Padres del Concilio Vaticano II exhortaron a todos los Pastores de la Iglesia a utilizar «con mayor abundancia los elementos bautismales propios de la liturgia cuaresmal» (Sacrosanctum Concilium, 109). En efecto, desde siempre, la Iglesia asocia la Vigilia Pascual a la celebración del Bautismo: en este Sacramento se realiza el gran misterio por el cual el hombre muere al pecado, participa de la vida nueva en Jesucristo Resucitado y recibe el mismo espíritu de Dios que resucitó a Jesús de entre los muertos (cf. Rm 8, 11). Este don gratuito debe ser reavivado en cada uno de nosotros y la Cuaresma nos ofrece un recorrido análogo al catecumenado, que para los cristianos de la Iglesia antigua, así como para los catecúmenos de hoy, es una escuela insustituible de fe y de vida cristiana: viven realmente el Bautismo como un acto decisivo para toda su existencia.

2. Para emprender seriamente el camino hacia la Pascua y prepararnos a celebrar la Resurrección del Señor —la fiesta más gozosa y solemne de todo el Año litúrgico—, ¿qué puede haber de más adecuado que dejarnos guiar por la Palabra de Dios? Por esto la Iglesia, en los textos evangélicos de los domingos de Cuaresma, nos guía a un encuentro especialmente intenso con el Señor, haciéndonos recorrer las etapas del camino de la iniciación cristiana: para los catecúmenos, en la perspectiva de recibir el Sacramento del renacimiento, y para quien está bautizado, con vistas a nuevos y decisivos pasos en el seguimiento de Cristo y en la entrega más plena a él.
El primer domingo del itinerario cuaresmal subraya nuestra condición de hombre en esta tierra. La batalla victoriosa contra las tentaciones, que da inicio a la misión de Jesús, es una invitación a tomar conciencia de la propia fragilidad para acoger la Gracia que libera del pecado e infunde nueva fuerza en Cristo, camino, verdad y vida (cf. Ordo Initiationis Christianae Adultorum, n. 25). Es una llamada decidida a recordar que la fe cristiana implica, siguiendo el ejemplo de Jesús y en unión con él, una lucha «contra los Dominadores de este mundo tenebroso» (Ef 6, 12), en el cual el diablo actúa y no se cansa, tampoco hoy, de tentar al hombre que quiere acercarse al Señor: Cristo sale victorioso, para abrir también nuestro corazón a la esperanza y guiarnos a vencer las seducciones del mal.
El Evangelio de la Transfiguración del Señor pone delante de nuestros ojos la gloria de Cristo, que anticipa la resurrección y que anuncia la divinización del hombre. La comunidad cristiana toma conciencia de que es llevada, como los Apóstoles Pedro, Santiago y Juan «aparte, a un monte alto» (Mt 17, 1), para acoger nuevamente en Cristo, como hijos en el Hijo, el don de la gracia de Dios: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle» (v. 5). Es la invitación a alejarse del ruido de la vida diaria para sumergirse en la presencia de Dios: él quiere transmitirnos, cada día, una palabra que penetra en las profundidades de nuestro espíritu, donde discierne el bien y el mal (cf. Hb 4, 12) y fortalece la voluntad de seguir al Señor.
La petición de Jesús a la samaritana: «Dame de beber» (Jn 4, 7), que se lee en la liturgia del tercer domingo, expresa la pasión de Dios por todo hombre y quiere suscitar en nuestro corazón el deseo del don del «agua que brota para vida eterna» (v. 14): es el don del Espíritu Santo, que hace de los cristianos «adoradores verdaderos» capaces de orar al Padre «en espíritu y en verdad» (v. 23). ¡Sólo esta agua puede apagar nuestra sed de bien, de verdad y de belleza! Sólo esta agua, que nos da el Hijo, irriga los desiertos del alma inquieta e insatisfecha, «hasta que descanse en Dios», según las célebres palabras de san Agustín.
El domingo del ciego de nacimiento presenta a Cristo como luz del mundo. El Evangelio nos interpela a cada uno de nosotros: «¿Tú crees en el Hijo del hombre?». «Creo, Señor» (Jn 9, 35.38), afirma con alegría el ciego de nacimiento, dando voz a todo creyente. El milagro de la curación es el signo de que Cristo, junto con la vista, quiere abrir nuestra mirada interior, para que nuestra fe sea cada vez más profunda y podamos reconocer en él a nuestro único Salvador. Él ilumina todas las oscuridades de la vida y lleva al hombre a vivir como «hijo de la luz».
Cuando, en el quinto domingo, se proclama la resurrección de Lázaro, nos encontramos frente al misterio último de nuestra existencia: «Yo soy la resurrección y la vida... ¿Crees esto?» (Jn 11, 25-26). Para la comunidad cristiana es el momento de volver a poner con sinceridad, junto con Marta, toda la esperanza en Jesús de Nazaret: «Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo» (v. 27). La comunión con Cristo en esta vida nos prepara a cruzar la frontera de la muerte, para vivir sin fin en él. La fe en la resurrección de los muertos y la esperanza en la vida eterna abren nuestra mirada al sentido último de nuestra existencia: Dios ha creado al hombre para la resurrección y para la vida, y esta verdad da la dimensión auténtica y definitiva a la historia de los hombres, a su existencia personal y a su vida social, a la cultura, a la política, a la economía. Privado de la luz de la fe todo el universo acaba encerrado dentro de un sepulcro sin futuro, sin esperanza.
El recorrido cuaresmal encuentra su cumplimiento en el Triduo Pascual, en particular en la Gran Vigilia de la Noche Santa: al renovar las promesas bautismales, reafirmamos que Cristo es el Señor de nuestra vida, la vida que Dios nos comunicó cuando renacimos «del agua y del Espíritu Santo», y confirmamos de nuevo nuestro firme compromiso de corresponder a la acción de la Gracia para ser sus discípulos.

3. Nuestro sumergirnos en la muerte y resurrección de Cristo mediante el sacramento del Bautismo, nos impulsa cada día a liberar nuestro corazón del peso de las cosas materiales, de un vínculo egoísta con la «tierra», que nos empobrece y nos impide estar disponibles y abiertos a Dios y al prójimo. En Cristo, Dios se ha revelado como Amor (cf. 1 Jn 4, 7-10). La Cruz de Cristo, la «palabra de la Cruz» manifiesta el poder salvífico de Dios (cf. 1 Co 1, 18), que se da para levantar al hombre y traerle la salvación: amor en su forma más radical (cf. Enc. Deus caritas est, 12). Mediante las prácticas tradicionales del ayuno, la limosna y la oración, expresiones del compromiso de conversión, la Cuaresma educa a vivir de modo cada vez más radical el amor de Cristo. El ayuno, que puede tener distintas motivaciones, adquiere para el cristiano un significado profundamente religioso: haciendo más pobre nuestra mesa aprendemos a superar el egoísmo para vivir en la lógica del don y del amor; soportando la privación de alguna cosa —y no sólo de lo superfluo— aprendemos a apartar la mirada de nuestro «yo», para descubrir a Alguien a nuestro lado y reconocer a Dios en los rostros de tantos de nuestros hermanos. Para el cristiano el ayuno no tiene nada de intimista, sino que abre mayormente a Dios y a las necesidades de los hombres, y hace que el amor a Dios sea también amor al prójimo (cf. Mc 12, 31).
En nuestro camino también nos encontramos ante la tentación del tener, de la avidez de dinero, que insidia el primado de Dios en nuestra vida. El afán de poseer provoca violencia, prevaricación y muerte; por esto la Iglesia, especialmente en el tiempo cuaresmal, recuerda la práctica de la limosna, es decir, la capacidad de compartir. La idolatría de los bienes, en cambio, no sólo aleja del otro, sino que despoja al hombre, lo hace infeliz, lo engaña, lo defrauda sin realizar lo que promete, porque sitúa las cosas materiales en el lugar de Dios, única fuente de la vida. ¿Cómo comprender la bondad paterna de Dios si el corazón está lleno de uno mismo y de los propios proyectos, con los cuales nos hacemos ilusiones de que podemos asegurar el futuro? La tentación es pensar, como el rico de la parábola: «Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos años... Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma”» (Lc 12, 19-20). La práctica de la limosna nos recuerda el primado de Dios y la atención hacia los demás, para redescubrir a nuestro Padre bueno y recibir su misericordia.

En todo el período cuaresmal, la Iglesia nos ofrece con particular abundancia la Palabra de Dios. Meditándola e interiorizándola para vivirla diariamente, aprendemos una forma preciosa e insustituible de oración, porque la escucha atenta de Dios, que sigue hablando a nuestro corazón, alimenta el camino de fe que iniciamos en el día del Bautismo. La oración nos permite también adquirir una nueva concepción del tiempo: de hecho, sin la perspectiva de la eternidad y de la trascendencia, simplemente marca nuestros pasos hacia un horizonte que no tiene futuro. En la oración encontramos, en cambio, tiempo para Dios, para conocer que «sus palabras no pasarán» (cf. Mc 13, 31), para entrar en la íntima comunión con él que «nadie podrá quitarnos» (cf. Jn 16, 22) y que nos abre a la esperanza que no falla, a la vida eterna.
En síntesis, el itinerario cuaresmal, en el cual se nos invita a contemplar el Misterio de la cruz, es «hacerme semejante a él en su muerte» (Flp 3, 10), para llevar a cabo una conversión profunda de nuestra vida: dejarnos transformar por la acción del Espíritu Santo, como san Pablo en el camino de Damasco; orientar con decisión nuestra existencia según la voluntad de Dios; liberarnos de nuestro egoísmo, superando el instinto de dominio sobre los demás y abriéndonos a la caridad de Cristo. El período cuaresmal es el momento favorable para reconocer nuestra debilidad, acoger, con una sincera revisión de vida, la Gracia renovadora del Sacramento de la Penitencia y caminar con decisión hacia Cristo.
Queridos hermanos y hermanas, mediante el encuentro personal con nuestro Redentor y mediante el ayuno, la limosna y la oración, el camino de conversión hacia la Pascua nos lleva a redescubrir nuestro Bautismo. Renovemos en esta Cuaresma la acogida de la Gracia que Dios nos dio en ese momento, para que ilumine y guíe todas nuestras acciones. Lo que el Sacramento significa y realiza estamos llamados a vivirlo cada día siguiendo a Cristo de modo cada vez más generoso y auténtico. Encomendamos nuestro itinerario a la Virgen María, que engendró al Verbo de Dios en la fe y en la carne, para sumergirnos como ella en la muerte y resurrección de su Hijo Jesús y obtener la vida eterna.


Benedicto XVI

viernes, 11 de febrero de 2011

Propositos cuaresmales

PROPÓSITOS CUARESMALES PARA JOVENES
“Acuérdate que tu  MISERICORDIA  ES ETERNA” (Sal 50)

1.        Haré una visita a Jesús, pidiéndole la gracia de mi conversión.______
2.        Llegado el momento de la elevación en la misa, pediré la gracia del perdón de mis pecados. _______
3.        Soportaré hoy, con especial solicitud, los defectos ajenos y procuraré no ofender a nadie._______
4.        Perdonaré de corazón a quien me haya ofendido._______
5.        Daré un buen consejo a quién yo vea que lo necesite._______
6.        Formaré en mí el hábito de hacer, a menudo, actos de contrición por los pecados de mi vida._______
7.        Haré una visita a la Virgen María, pidiéndole que me ayude a vivir está cuaresma. _______
8.        Ofreceré mí comunión por la conversión del mundo y mi propia   conversión. _______
9.        Seré amable el día de hoy, principalmente con aquellos con los que me da mas trabajo relacionarme. _______
10.     Durante este día haré un sacrificio.______
11.     Haré una obra de caridad, a quien más lo necesite.________
12.     Durante este día haré una abstinencia de lo que más me guste._______
13.      Rezaré el rosario con mucha devoción, pidiéndole a la Virgen María mi conversión y la mi familia. _______
14.     Haré una breve lectura espiritual, propia de este tiempo.______
15.     Cumpliré el día de hoy, mi deber con mucha responsabilidad y alegría. _____
16.     Frecuentaré a menudo  los sacramentos. _____
17.     Pediré a la Virgen María imitar una de sus virtudes, especialmente aquella que más falta me haga._____
18.     Rezaré tres Avemarías; una la ofreceré por el Papa, la segunda por mi familia y la tercera por mi vocación y conversión. _______
19.     Prestaré un servicio con amabilidad y dulzura, a quien me lo pida. _______
20.     Rezaré con mucha devoción el rezo del viacrucis recordando  el gran amor de Jesús para  conmigo.
21.     Hare un buena confesión________
22.     Pediré un consejo a mis papás____
23.     Hare una lectura de Biblia_____
24.     Participare con mucho respeto en la Misa____
25.     Cumpliré con alegría mi deber _____
26.     Hacer una pausa en el día para decirle al Señor lo mucho que lo AMO_____
27.     Rezare y pediré por conservar mi pureza_____
28.     Hare un sacrificio de lo que más me cueste por el dolor de mis pecados ______
29.     Hare una visita en un templo para decirle al Señor como viviré la Semana Santa_____
30.     Conviviré más con mi familia el día de hoy____
31.     Agradeceré  al Señor todo lo que ha hecho por mí con una buena obra ______
32.     Seré prudente al hablar de mi prójimo _____
33.     Hare un buen examen de conciencia antes de dormir_____
34.     Mi primer saludo de este día será para el Señor_____
35.     Evitare la pereza en este día ______
36.     Animaré a mis amigos acercarse a Dios en esta Semana Santa_____
37.     Pediré al Señor por todas las almas consagradas en el sacerdocio y la vida religiosa____
38.     Regalar una estampa religiosa  a  una persona para que ella se acuerde de Dios___
39.     Orar por las personas que vivirán en apostolado su Semana Santa ____
40.    Agradecer al Señor el poder servirlo__________


                                                        Si cumplo con mis propósitos pondré una sobre la línea.
                                                                                PROPUESTA CATEQUETICA DE LOS CDB DE MEG
                                                                                                        Javier Guillén Casillas CDB

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Lo que la virgen de Guadalupe significa para mi...


Desde el día 8 de diciembre comienzan los festejos para venerar a la virgen María, madre de Dios en su advocación de Guadalupe, en la parroquia de la Asunción de Papantla, pues tradicionalmente los cuatro barrios que forman la ciudad traen en peregrinación las imágenes de la virgen morena, de las capillas, ermitas y casas particulares de cada uno de ellos.
Desde ese día, la parroquia se ve colmada de personas que acuden con devoción a venerarla, desde niños hasta abuelitos, familias, jóvenes, matrimonios. Y sus testimonios son palabras de amor, de agradecimiento, de respeto, de fe.

Blanca, Corredora guadalupana de Paso de Valencia : “Es la primera vez que vamos; cada quien tiene una manda por la que va; a todos les pido que no solo el 12 nos acordemos de la virgen sino siempre, porque ella es la madre de todos”.

Primitivo, Corredor guadalupano de Paso de Valencia : “Yo ya tengo varios años corriendo con los corredores de la Parroquia de Espinal, con Valencia es la primera vez, para mi es algo que me gusta hacer, lo hago principalmente por mi familia, y por todas las personas para que las cuide siempre”.


Juventino Jiménez Moreno, Encargado de imagen de la virgen : “Año con año es una emoción peregrinar con la virgen de guadalupe; la imagen es del Pozo 4 y tengo siete años de peregrinar con ella; para mi, la virgen de Guadalupe es todo, es lo máximo, es nuestra madre, ella pide por todos nosotros”.


Ericka Malpica, coordinadora del coro juvenil parroquial: “Creo que nosotros como jóvenes tenemos una madre, es ella la que nos cuida, la que nos defiende, siempre está cuando nosotros la necesitamos y por que no regalarle un día, dos, ella nos dedica 365 días del año, nosotros podemos dedicarle por lo menos dos ¿no?”

Dalila Martinez García, corredora guadalupana: “es la primera vez que voy a ir; a mi me motivó que mi hermana ya está en el grupo y quiero vivir esta experiencia, pues vamos a visitar a nuestra madre a su casa, vamos con una fe muy grande; la virgen de guadalupe significa para mi que ella es nuestra madre, al ser madre de Jesus acepto una gran responsabilidad, ya que ella intercede por nosotros, y la verdad es que sí, nos ayuda bastante; quiero decirles que acrecienten su fe, pues cuando no se tiene fe se buscan otros caminos, siendo que nuestra iglesia es la que Jesus fundó, la virgen siempre nos acerca y pide por nosotros, si nosotros creemos, si tenemos fe estaremos bien”.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Tradiciones de diciembre



Angélica García De Leon

El mes de diciembre es esperado porque es una época de fiestas, de alegría, del encuentro familiar, en fin, es la síntesis de lo que nos hace felices.

Niño Perdido
Primeramente, tenemos la tradicion del Niño Perdido, en la que se recuerda el pasaje biblico del Niño Jesus, perdido y hallado en el templo; segun la tradicion, por la noche, alrededor de las siete, se encienden velitas en el frente de las casas para ayudar a san José y a la Virgen María, a encontrar al Divino Niño Jesus que se ha perdido. Así tambien, se lleva a cabo una procesion que comienza en la tarde, casi para anochecer, en donde se pide por los niños que sufren.

La Guadalupana y sus corredores
En segundo lugar, tenemos las fiestas en honor a la Virgen de Guadalupe, arraigada en tantos hogares, en donde no falta una imagen de la virgen del Tepeyac, y cerca de su fiesta, que es el 12 de diciembre, se acercan al templo, ya sea parroquia, capilla, ermita, o en sus mismos hogares para festejarla, por medio de musica, rezo del santo rosario, comida, etc., así como ir en peregrinación con su imagen de la “Lupita”, para escuchar misa; asimismo, en algunos lugares se acostumbra llevar a bendecir a los niños, a quienes los visten de “Juan Dieguitos”, en caso de los niños, o “Lupitas”, en caso de las niñas.

Mencion aparte merecen los corredores del fuego guadalupano quienes, con meses de antelacion, se preparan para ir a la Basilica de Guadalupe, en Mexico, D.F., a traer el Fuego Guadalupano para sus comunidades.

Posadas y acostorio del Niño Dios
En tercer termino, esta la celebracion de las posadas, en las que aguardamos nueve dias para celebrar la Navidad, como aquellos nueve meses en que María espero el nacimiento de su hijo, el Dios hecho hombre: Jesus. Estas posadas suelen realizarse en las parroquias, en las capillas o en los propios hogares, en donde se llevan en una bandeja, o en andas, o en las manos, las figuras de “los peregrinos”, que son san José, la virgen Maria, el Angel, y en algunos casos, hasta la mula y el buey, se reza el rosario, se va por las calles con velas encendidas, rezando la letania, para llegar a la casa donde ya se les espera, se entona el canto para pedir posada, y se les recibe en medio de alegria festiva, con un pequeño convivio, en donde puede haber, incluso, dulces y piñatas para los niños; asi cada dia de la novena se van de casa en casa, o todos los dias dentro del templo, dependiendo de donde se realice, hasta culminar con la ultima posada, el dia 24 de diciembre, dia en que se realiza el “Acostorio” del Niño Dios, en el que se sigue el mismo esquema que en los anteriores, con la diferencia, que en este día hay una niña que sera la madrina del Niño Dios, vestida de Maria, que cargara en sus brazos al niño Jesus, y durante la celebracion, en medio de cantos, será besado y arrullado por los asistentes para despues se puesto en el pesebre; cabe mencionar, que esta imagen del Dios bebé, no se viste, porque se simboliza que Dios vino a nacer en medio de los pobres, ya posteriormente, el dia de Reyes, será vestido por la familia de la madrina, vestidos que serán su obsequio por el dia de reyes, ademas de su sillita, en donde será sentado, pues Él es Rey.

Fin e inicio de Año
Y para culminar, cada fin de año, el día 31 de diciembre, se bendicen las 12 velas de la Divina Providencia, velas que serán encendidas cada dia primero de mes, para pedirle a Dios no nos falte el sustento de cada dia, y que nos bendiga con su amor.

Un éxito la primera procesion con niños vestidos de santos



Por Angélica García De León

Papantla, Ver.- El pasado 31 de octubre se llevo a cabo la Primera Procesion con niños vestidos de santos, organizada con motivo de la celebracion de Todos los Santos,aqui en la Ciudad de Papantla de Olarte, Veracruz.
Desde las ocho y media de la mañana comenzaron a darse cita los pequeños junto con sus familias, en el punto de reunion que fue la Capilla de San Miguel Arcangel, ubicada en el Pozo Cuatro de esta Ciudad; abundaron los niños vestidos de sanJudas Tadeo, pues es una santo con mucho apego en nuestra ciudad, asi tambien, hubo varias niñas vestidas de la Virgen Maria, en diferentes advocaciones y devociones como son: Guadalupana, Virgen de los pueblos, Virgen del Rosario, Nuestra Señora del Carmen, Virgen de la Natividad; sin faltar los niños vestidos de San José, San Ignacio de Loyola, San Martin de Porres, o san Francisco de Asis, y las niñas vestidas de Santa Ines, Santa Monica; asi como bebes vestidos de angelitos, que animadamente recorrieron algunas calles de la ciudad, cantando y dando porras y alabanzas a Dios, animados por un grupo de catequistas.
El punto culminante fue la llegada a la Parroquia de la Asuncion, para escuchar misa de 10:30, que es la dedicada especialmente para los niños.



lunes, 25 de octubre de 2010


Todosantos: tradición de confianza en la vida eterna que Dios nos prometió.

"Y oí una voz en el cielo, que me decía: Escribe: bienaventurados los muertos, que mueren en el Señor. Ya desde ahora dice el Espíritu, que descansen de sus trabajos; puesto que sus obras los van acompañando". 
Apoc 14, 13

Si hay algo grande en la festividad de Todos los Santos es el valor de la "pequeñez". Un Santo es el que pasa, normalmente, sin dejar huellas visibles en la historia, pero que ha sabido ser fermento de evangelio en su entorno, entre sus hermanos. Ha integrado en su condición humana –siempre limitada--, la semilla del amor de Dios. Los Santos, son testigos del Señor que viven entre nosotros, pero que han descubierto que la felicidad se encuentra en todo lo que resulta poco apetecible para los sabios de este mundo.

La iglesia en esta gran festividad honra a todos los santos que dieron testimonio de gran amor a Dios con su propia vida, porque ellos se asemejan al martirio de Cristo, por eso se les recuerda de manera especial su testimonio de vida, pues sobre estos fue levantada la Iglesia Católica.
A los santos se les honra por tres razones:
1º. Para dar gracias a Dios por todos sus elegidos.
2º. Para invitarnos a imitar sus virtudes, y
3º. Para implorar a Dios a través de esta multitud de intercesiones.

En la región del Totonacapan, en donde se encuentra asentada la Parroquia de la Asuncion, así como en otros lugares de nuestro país, se tiene una tradición que combina las creencias del pueblo indígena con la religión católica: la tradición de “Todosantos”

Esta comienza con la fiesta de San Lucas, evangelista, el 18 de octubre para culminar el 27 de noviembre con la festividad de… Desde el día de San Lucas comienzan los preparativos para la celebración de Todosantos, específicamente con la búsqueda de los materiales para ésta: el tronco de plátano, la palma para las estrellas, las flores, los materiales para la elaboración de la comida de cada uno de los días.

Los días “mas fuertes” son del 31 de octubre hasta el 2”, aunque algunas familias aun continúan festejando en la octava de todosantos, que comprende del … hasta el ….

31 de octubre
Desde las 12:00 (medio día) hasta el medio día del día 1º de noviembre, es el día que se dedica a los difuntos niños. La ofrenda consiste en comida dulce: bollitos de anis, elote, capitas, atoles, dulce de calabaza, papaya, chayote, etc.

1º de noviembre
Este es el día de “Todos los santos”, a partir del medio día, hasta el día 2, que es cuando le ofrecemos tamales de chile, arroz, mole, tamales, cerveza, refresco, dulces, cigarros, chocolate, etc.

2 de noviembre
El 2 de noviembre es día de los Fieles Difuntos. Después del medio día se pone un altar fuera de la casa por las almas de los ahorcados, accidentados, ahogados, asesinados –lo que conocemos como “el ánima sola”-.

Como la cultura totonaca le imprime un profundo sentido religioso a sus acciones, esta no fue la excepción, que conjugada con la religión católica nos ha dado una tradición rica en simbolismos religiosos.

ALTAR DE TODOSANTOS
Descripción y significado
LAS FLORES, significan alegría, esperanza, agradecimiento a la obra de Dios, obsequio y último adiós.
En especial se ponen las flores amarillas (Cempazuchitl), porque el color amarillo es el color del sol, que es nuestra vida y calor. En esta fiesta la vida se renueva.
LAS VELAS Y VELADORAS, significan la Luz de Cristo y simbolizan a Cristo resucitado; recuerdan el compromiso del bautismo de ser la luz para el mundo, por eso dice Cristo: “Yo Soy la Luz, el Camino y la Verdad.
EL AGUA BENDITA, significa la vida que Dios da, y la vida que santifica.
EL TEPEJILOTE, significa la paz, la tranquilidad y la esperanza del ser humano.
Las FIGURAS DE CHOCOLATE Y PAN, representan las almas de los difuntos.
LAS ALABANZAS invocan el nombre de Dios; se canta la sabiduría de nuestro pueblo.
LA COMIDA, los difuntos han renovado su vida y hay una vida de comunión con ellos y entre todos, por eso compartimos la comida.
EL INCIENSO, significa aroma agradable a Dios, que se ofrece para pedir por los vivos y por los difuntos.
LAS DOCE ESTRELLAS que se ponen para adornar el arco, representa la bóveda celeste.
LAS IMÁGENES DE SANTOS Y FOTOS DE LOS DIFUNTOS. En el centro de la mesa se colocan algunas imágenes de los santos que son signos de su presencia y santidad, y las fotografías de los seres queridos; a nuestros difuntos los recordamos porque su alma no muere y esta nunca va a acabar, por eso no debemos dejar de orar por ellos y por aquellos difuntos olvidados porque es lo que más le agrada a Dios.
Nuestros totonacos le rezaban al “Dios de la muerte”; nosotros también rezamos, pero a diferencia de los tiempos pasados, rezamos para que nuestros difuntos estén en la vida con Dios.

Fundamento bíblico de la tradición
La tradición de “Todosantos” es criticada con frecuencia por considerar que no es correcto levantar un altar y poner imágenes de santos –mucho menos de personas “comunes” –.
Por ello es de suma importancia ver lo que nos dice la Palabra de Dios al respecto:
Primeramente, leamos lo que nos dice en el segundo libro de los Macabeos 12, 38-46, más específicamente el verso 46 nos señala: “Es pues un pensamiento santo y saludable el rogar por los difuntos, a fin de que sean libres de las penas de sus pecados”.
En el libro de la Sabiduría 3, 1-6, nos hace referencia a la muerte de los justos, y de la voluntad de Dios, “Empero las almas de los justos están en las manos de Dios; y no llegará a ellas el tormento de la muerte eterna. A los ojos de los insensatos pareció que morían; y su tránsito, o salida del mundo, se miró como una desgracia, y como un aniquilamiento su partida de entre nosotros; mas ellos, a la verdad, reposan en paz”
Sobre los alimentos que se ponen en la ofrenda del altar, leamos la carta del apostol San Pablo a los Colosenses 2, 16 “Nadie pues los condene por razón de comida, o bebida, o en punto de días festivos, o de novilunios, o de sábados u otras observancias de la ley”
Carta a Timoteo 4, 4 “Porque toda criatura de Dios es buena, y nada se debe desechar de lo que se toma, o come, con hacimiento de gracias”